lunes, 12 de mayo de 2014

Colaboración y comunicación con la familias



Para cumplir bien el papel que les corresponde, los padres necesitan
  • Un diagnóstico temprano de la situación.
  • Información clara de qué es el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.
  • Información sobre el grado de afectación de su hijo.
  • Tener presente que el problema tiene solución, pero que, de no tomar las medidas oportunas, irá creciendo en los próximos años.
  • Disponer del asesoramiento adecuado sobre aspectos educativos generales.
  • Recibir instrucción directa sobre el tratamiento general del niño y específica sobre las pautas de actuación para casa.
  • Hay que informar desde lo observado en un buen análisis funcional de la conducta del niño.
  • Es conveniente hacerles ver a los padres que el niño no es culpable. Que tiene un problema de adaptación por conductas que al propio niño le es difícil controlar.
  • Hay que saber dar soluciones más que crear un problema a los padres.
  • Es necesario hacer llegar a los padres que compartimos con ellos la intervención a llevar a cabo con el niño.
  • Hay que saber tranquilizar a los padres.
  • Es conveniente ser objetivo pero no derrotista y negativo sobre las posibilidades del niño.
  • Hay que facilitarles información clara y suficiente de asociaciones de este tipo de trastorno. 
Cuantos más detalles conozcan los padres sobre el trastorno de su hijo, más fácil será tratarlo con éxito. Por esta razón, se deben incluir técnicas orientadas a aumentar el conocimiento de los padres acerca del TDAH, y posteriormente, un entrenamiento en el control de las conductas del niño.
Es imprescindible la colaboración entre el profesorado y la familia, intercambiando información y experiencias, con el fin de controlar y realizar un seguimiento completo del niño con TDAH. Este trabajo en equipo resulta fundamental para aliviar los síntomas del trastorno del niño, apoyándole en su desempeño académico y social. Por tanto, una adecuada información sobre el TDAH y su manejo favorecerá que, tanto los profesores como los padres, perciban la enfermedad de una manera objetiva y equilibrada que les permita afrontarla con una actitud apropiada y contribuir así a mejorar su pronóstico y evolución.
Los padres y profesores deben estar involucrados en el planteamiento de metas. Cuanto más involucrados estén los padres, mayor será el éxito del niño. Para ello, se debe mantener un sistema de continua comunicación con los padres para informarles de las dificultades y mejoras en la conducta de su hijo. Se puede poner en práctica enviando diaria o semanalmente un informe escrito en la agenda de tareas, y manteniendo reuniones mensuales para saber cuáles son los intereses y los buenos resultados del niño fuera de clase. Es decir, el establecer un método efectivo de comunicación entre los maestros y la familia es un componente crítico para el éxito de las intervenciones que se van a llevar a cabo.
Puede ser necesario también proporcionar recursos a los padres para mejorar la vinculación con sus hijos.


Estrategias para mejorar la vinculación

Primero debemos tener en cuenta que crear unos lazos afectivos saludables con los hijos no sólo es cuestión de dedicar más tiempo sino buscar la calidad en esas relaciones. Es decir, no basta con que estemos cerca de ellos físicamente durante cierto tiempo sino que haya una relación dual adecuada, de comunicación y expresión de sentimientos.  
a) Saber escuchar a nuestros hijos es la clave.  
A muchos padres les parecerá trivial pequeñas anécdotas del colegio u otras que el niño puede explicar comparadas con sus propios problemas. No obstante, puede que para su hijo aquello tenga una importancia que transcienda a la comprensión o valoración del propio padre. Los adultos procesamos los problemas de forma diferente a los niños y nuestras claves de interpretación son sustancialmente diferentes a las que ellos utilizan. Por tanto ante cualquier demanda del niño debemos tener tiempo para escucharle.
Lo que importa como padres no es tanto solucionar el “problema puntual” del niño sino lanzarle un mensaje muy potente que transciende al propio problema, a saber: “Tus padres están ahí para escucharte y ayudarte en lo que necesites”.
Esta es la mejor base para que los niños crezcan emocionalmente fuertes y reduzcamos los miedos y conductas desadaptadas a partir del reforzamiento de su propia seguridad afectiva.
b) La empatía parental
La capacidad de percibir los signos emocionales del niño por las que manifiesta sus necesidades de atención afectiva y saberles dar la respuesta adecuada por parte de los padres es lo que denominamos empatía parental. 
Uno de los principales obstáculos para que los padres escuchen a sus hijos es que dedican buena parte de su comunicación a reprenderles o a recordarles las normas de conducta que se esperan de ellos. Es muy fácil marcar conductas y diferenciar entre lo aceptable y lo inaceptable. Pero, si no sabemos interpretarlos, si no somos capaces de leer en clave emocional muchas de estas manifestaciones, es probable que no se sientan respetados ni comprendidos y, por tanto, no solucionemos el problema.   
c) Ser coherentes y predecibles
Los padres son los referentes y los modelos principales. Construir lazos afectivos significa también crear un entorno coherente y predecible. Si exigimos a los hijos comportamientos o actitudes que son contrarias a nuestra propia forma de actuar, crearemos dudas y desorientación. 
Es aconsejable que incluso cuando se dan conflictos serios entre la pareja, sean capaces de consensuar unas líneas educativas comunes de actuación con ellos independientemente de sus diferencias como adultos.
d) Fomentar los estilos democráticos
Este estilo educativo denominado "democrático" y considerado como el óptimo, según algunos estudios, se caracteriza por que el niño se siente amado y aceptado, pero también comprende la necesidad de las reglas de conducta y las opiniones o creencias que sus padres consideran que han de seguirse. Como padres deben saber ser generosos pero, a la vez, es imprescindible establecer límites claros a las conductas y demandas de los hijos. Si así no se hace, las demandas aumentarán y la percepción del niño será de que tiene el control sobre los padres y que sus solicitudes son derechos reales a los que no tiene por qué renunciar. Reforzar la vinculación y proporcionales afecto no significa ceder a todas sus demandas.
e) Incrementar los tiempos de ocio juntos
Dedicar más tiempo con los hijos es siempre una buena elección pero deben también buscar una mejora en la calidad del mismo. De nada servirá estar todo el día con sus hijos si ello no proporciona espacios comunes de juego y comunicación. Los juegos familiares, la lectura de cuentos, el poder hablar de temas de su interés, etc., son actividades esenciales para potenciar los lazos afectivos. 
Es también muy importante hablar sobre lo que sucede y nos preocupa en el día a día. Actualmente la televisión, las nuevas tecnologías, etc., roban espacios comunes y se hace más difícil el intercambio de experiencias entre padres e hijos. Hay que buscar o crear los espacios necesarios si no existen.
f) Comunicación padres-hijos
Aprender a hablar de sentimientos y emociones
En los espacios comunes, cuando los padres escuchen y hablen con sus hijos, deben ser capaces de introducir el factor emocional. Deben enseñarles a identificar sus emociones para que así puedan encauzarlas debidamente. Para ello deben atender a lo que hace cada día (ir al colegio, de excursión, etc.), pero fundamentalmente a cómo se ha sentido en las diversas situaciones (triste, alegre, enfadado, rabioso, etc.). Enseñarles a hablar acerca de sus sentimientos supone un buen recurso para construir una personalidad sana. No se trata de que los padres hagan un interrogatorio exhaustivo cada día, sino que sean capaces de introducir estos elementos cuando se produzcan situaciones que así lo aconsejan (por ejemplo: un día en el que llega del colegio llorando).


REALIZACIÓN DE DEBERES Y TAREAS EN CASA
  • Supervisar las anotaciones de la agenda.
  • Permitir que no copie los enunciados de los ejercicios.
  • Facilitar esquemas, cuestionarios y guías para estudiar en casa.
  • Recordar con cierta antelación la fecha de entrega de trabajos. Ser flexible. 
  • Crear buenos hábitos de estudio. 
  •  Establecer una rutina de trabajo. 
  •  Acondicionar el cuarto de estudio. 
  •  Entrenar para que se acostumbre a trabajar solo. 
  •  Premiar el ser capaz de adelantar materia de estudio. 
  •  Preparar la mochila para el día siguiente. 
  •  Premiar la conservación del material escolar. 
 
Reforzar su autoestima
Los padres pueden ayudar si:
  • Les ayudan a recordar paso por paso lo que pasó.
  • Les ayudan a interpretar las conductas de los demás y la suya propia.
  • Les hacen reflexionar sobre qué otra actuación podría haber sido también adecuada.
  • Finalmente les ayudan a definir el problema.



Fuentes:
Nuevo ejemplo ACI TDAH.doc:
https://docs.google.com/document/d/1xBcZzwv9K4cpu5yyEnh4ZPY-s-20hMmM1sVdVBiaFi8/edit?pli=1
Protocolo de Coordinación de Actuaciones Educativas y Sanitarias en la Detección y Diagnóstico del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad:

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